La Universidad pública ante la emergencia
La
pandemia del coronavirus ha puesto en crisis sanitaria, humanitaria,
social y económica al mundo y a nuestro país. Las consecuencias
inmediatas por la infección masiva son muy graves, con decenas de
miles de muertos, en particular en aquellos países cuyos gobiernos
han privilegiado la economía - asociados a los intereses de los
grupos económicos concentrados- por encima de la salud de la
población.
Esta es la tensión y disputa que recorre el
mundo y también nuestro país.
La inevitable cuarentena
es un gran esfuerzo del conjunto del pueblo para frenarlos efectos
del contagio de la pandemia. En este escenario, es necesario
privilegiar la emergencia sanitaria por el COVID-19, también
enfermedades preexistentes como el dengue y sarampión que recrudecen
en varias provincias argentinas. Todos los recursos del Estado deben
ser puestos en función de cuidar vida y la salud del pueblo. Pero
las desigualdades sociales, el hambre, una desocupación de casi el
9% en el cuarto trimestre de 2019,la pobreza de casi el 40% de la
población que nos dejaron, exige en particular atender la emergencia
sanitaria y social de gran parte de la población cuyas condiciones
de aislamiento o de cuarentena son extremadamente difíciles.
A
su vez, las consecuencias de deterioro en la estructura económica y
productiva van a ser profundas y el aumento de la desocupación es
una realidad que golpea con crudeza a la clase trabajadora y que
amenaza con profundizarse. Se estima que se perderán más de 25
millones de puestos de trabajo a nivel mundial, pero a su vez las
patronales empresarias imponen rebajas salariales, suspensiones y
retiros anticipados, y no dudan en pedir la represión contra quienes
reclaman por sus derechos, como ocurrió en el frigorífico
Penta.
Los recursos económicos para atender la emergencia
sanitaria y social pueden y deben salir de los sectores y grupos
económicos concentrados de la economía que se han enriquecido en
los últimos años, a través de medidas como impuestos de emergencia
a las grandes fortunas u otras, y resulta ineludible la suspensión
de los pagos de la deuda externa y su investigación.
La
Universidad al servicio del pueblo
A partir de la
declaración de la emergencia sanitaria, desde la CONADU HISTÓRICA
hemos convocado a la Docencia Universitaria y Preuniversitaria a
poner nuestros conocimientos, profesiones y experiencias, al servicio
del pueblo.
Son muchísimas las experiencias de grupos de
docentes y estudiantes que realizan acciones de extensión, que van
desde la fabricación de insumos sanitarios -cómo alcohol en gel-
hasta respiradores de bajo costo, o la disposición de miles de
estudiantes voluntaries en las facultades de medicina, farmacia y
carreras afines para contribuir al sostenimiento del sistema de salud
que va a ser puesto bajo una tensión inédita. Asimismo, también se
registran Universidades que han ofrecido sus residencias
estudiantiles, tanto para posible adecuación hospitalaria, como así
también lugares de refugio para mujeres en situación de violencia
doméstica (agravada en tiempos de cuarentena).
Las
Universidades deben privilegiar el poner a disposición toda su
estructura al servicio de las necesidades urgentes del pueblo. Esta
es la prioridad y es mucho lo que se puede aportar. Comenzando por la
atención de los estudiantes que al cerrarse comedores universitarios
no están recibiendo viandas ni bolsones de comida y aquellos que
ante la crisis necesitan que se amplíe la cobertura de becas y su
incremento.
Las actividades de enseñanza
En
el contexto de la necesaria suspensión de las clases y aislamiento
del conjunto de la población, continuar con la vinculación
pedagógica con las y los estudiantes a través de las herramientas
virtuales es una importante contribución para transitar esta
emergencia. Bajo ningún punto de vista deben agravar o complicar aún
más esa situación.
Las consecuencias económico-sociales
de la pandemia son y serán muy graves y profundas en el conjunto del
pueblo argentino, y por lo tanto en lo inmediato son inevitables los
retrasos, alteraciones y modificaciones del proceso de enseñanza, y
deberán mitigarse fundamentalmente con las adecuaciones del
calendario académico. Entendemos esta situación como transitoria y
excepcional en tránsito al retorno a las clases, que debe darse
cuando se reúnan las condiciones de protección de la vida y
sanitarias para hacerlo.
Tanto la modalidad virtual en la
enseñanza, como la readecuación de los calendarios académicos - en
tanto implican modificar las condiciones de trabajo de la docencia -
deben discutirse en paritarias con los gremios representativos a
nivel nacional y en cada Universidad. Esto no ha sido así en gran
parte de las instituciones universitarias. No sólo no se ha
consultado y discutido con la docencia y el estudiantado, sino ni
siquiera con los órganos colegiados de gobierno, generalizándose
resoluciones unipersonales de rectorados “ad referéndum”.
Existe
además una imposibilidad fáctica para que ciertas disciplinas y
carreras se puedan desarrollar plenamente bajo la modalidad virtual,
en particular aquéllas donde las actividades presenciales en
grupos, en laboratorios, trabajos de campo, plantas pilotos, etc.,
son imprescindibles.
Asimismo, la implementación de esta
modalidad virtual puede implicar la vulneración de derechos de la
docencia, tanto por las condiciones socio-económicas del aislamiento
al cual estamos sometidos, o porque el tránsito abrupto de la
modalidad presencial a la virtual exige medios y nuevos saberes que
en muchos casos no se cuentan, entre otras causales. En particular
planteamos la eximición de las tareas laborales para docentes que en
la situación de aislamiento, realizan mayores tareas de cuidado por
tener menores y/o adultos mayores a cargo, y de todos los casos
contemplados en decretos y resoluciones vigentes.
Tampoco
se debe perder de vista que miles de estudiantes pueden quedar fuera
de la enseñanza por no tener las condiciones de mínimas de
conectividad o de estudio en sus hogares sometidos con toda la
familia a las condiciones de aislamiento.
Manifestamos que
la Universidad Pública Argentina más que nunca debe estar al
servicio del Pueblo ante esta situación de emergencia que afecta a
nuestro país y a la humanidad toda, que debemos garantizar como
prioridad la vida de las y los argentinos, contemplar las distintas
realidades familiares que se producen en docentes y
estudiantes.
Asimismo - y en función de las asimetrías y
desigualdades que existen tanto en la docencia , en el estudiantado
como entre las distintas universidades de las regiones del país, más
otras tantas que podrían agregarse - entendemos que forzar a
docentes y estudiantes a una continuidad de calendario académico
trasladando mecánicamente el cursado del cuatrimestre a la modalidad
virtual sin contemplar las condiciones sociales y psicológicas de
los distintos actores involucrados y sus entornos, justamente podría
constituirse en un negacionismo de la situación de emergencia y
grave crisis del país, incrementando así la brecha de desigualdad,
incertidumbre y complejidad, en la que ya estamos inmersos.
La
pandemia es una emergencia de la cual salimos colectivamente. Esto
implica que las decisiones que se tomen en las distintas
Universidades deben estar consensuadas entre los distintos
componentes de la comunidad universitaria, docentes, estudiantes y no
docentes.
CONADU HISTORICA-FEDERACION NACIONAL DE
DOCENTES, INVESTIGADORES Y CREADORES UNIVERSITARIOS.